En las dos últimas décadas se han publicado muchos informes científicos
sobre los orígenes biológicos de la homosexualidad. Se está convirtiendo ya en
ortodoxia científica. Pero, ¿cómo encaja en la teoría de la evolución de
Darwin?
La canción de Macklemore and Ryan Lewis "Same Love", que hoy
en día es el himno extraoficial de la campaña en favor del matrimonio gay en
Estados Unidos, refleja el sentimiento de mucha gente sobre su sexualidad.
Se burla de quienes "piensan que es una decisión y que se cura con
tratamiento y religión, una reconexión artificial contra una
predisposición".
Una minoría de homosexuales discrepa, al sostener que la sexualidad es
una construcción social y que ellos escogieron conscientemente y con orgullo
tener parejas del mismo sexo.
Pero la opinión científica es acorde con la canción. Desde principios de
la década de 1990, investigadores han mostrado que la homosexualidad es más
común en hermanos y parientes en la misma línea materna y que un factor
genético es la causa.
También relevante -aunque no constituye una prueba- es la investigación
que identifica diferencias físicas en los cerebros de adultos heterosexuales y
homosexuales, y una increíble variedad de conductas homosexuales en animales.
Pero como los gays y lesbianas tienen menos hijos que los
heterosexuales, se plantea un problema.
"Desde una perspectiva evolutiva es una paradoja", le dice a
la BBC Paul Vasey, de la Universidad de Lethbridge, Canadá. "¿Cómo puede
una característica como la homosexualidad masculina, que tiene un componente
genético, persistir en el tiempo evolutivo si los individuos que llevan los
genes asociados no se reproducen?".
Los científicos no saben la respuesta a este rompecabezas darwiniano,
pero hay varias teorías.
Es posible que distintos mecanismos funcionen en distintas personas.
Las teorías suelen relacionarse con la homosexualidad masculina. Hay
relativamente poco sobre la evolución del lesbianismo; puede que sea similar o
completamente diferente.
Los genes de la
homosexualidad también hacen otras cosas
Los alelos -grupos de genes- que a veces codifican la orientación
homosexual pueden tener en ocasiones un beneficio reproductivo, que compensaría
a los gays y aseguraría la continuación de la característica, ya que los
heterosexuales pasarían el gen.
Hay dos formas de que ocurra. Una, que el alelo confiera una
característica psicológica por la cual los hombres heterosexuales son más
atractivos a las mujeres o viceversa.
"Sabemos que a las mujeres les tienden a gustar características de
comportamiento y faciales más femeninas en sus hombres y eso podría asociarse a
cuestiones como la capacidad de crianza de los hijos o mayor empatía",
afirma Qazi Rahman, coautor de "Born Gay; The Psychobiology of Sex
Orientation".
En consecuencia, dice la teoría, una "dosis" baja de estos
alelos aumenta las probabilidades del éxito reproductivo. De vez en cuando un
integrante de la familia recibe una dosis mayor que afecta su orientación
sexual, pero el alelo conserva una ventaja reproductiva.
Otra forma en que un "alelo gay" podría compensar su déficit
reproductivo es con el efecto contrario en el sexo opuesto. Por ejemplo, un
alelo que hace que el portador sea atraído por los hombres tiene una obvia
ventaja reproductiva para las mujeres. Si aparece en el código genético de un
hombre, habrá atracción al mismo sexo, pero mientras sea rara, el alelo aún
posee un beneficio evolucionario.
Hay alguna evidencia a favor de esta segunda teoría. Andrea
Camperio-Ciani, de la Universidad de Padova, en Italia, encontró que las
parientes femeninas por el lado materno de hombres homosexuales tienen más
hijos que las de heterosexuales.
Esto implica que hay un mecanismo desconocido en el cromosoma X del
código genético masculino que ayuda a las mujeres de la familia a tener más
bebés, pero puede llevar a la homosexualidad en los hombres.
Los resultados no se han replicado en algunos grupos étnicos.
Algunos investigadores creen que para
entender la evolución de los gays, hay que ver cómo encajan en el resto de la
sociedad.
El estudio de Paul Vasey
en Samoa se enfocó en una teoría llamada selección de parentesco o hipótesis
del "colaborador en el nido".
La idea es que los gays
compensan su falta de hijos promoviendo la capacidad reproductiva de sus
hermanos, contribuyendo con dinero o actuando como tíos. Algo de su código
genético se comparte con sus sobrinos y, según la teoría, los genes siguen su
marcha.
Los escépticos señalan
que si en promedio la gente comparte sólo 25% de su código genético con estos
parientes, necesitarían compensar por cada hijo que no tienen con dos sobrinos
que de otro modo no existirían.
Vasey no ha medido
cuánto una orientación homosexual impulsa la tasa de reproducción de sus
hermanos, pero estableció que en Samoa los hombres gay pasan más tiempo en
actividades de tíos que los heterosexuales.
El hallazgo sorprendió a
Vasey pues previamente había comprobado que los hombres gay en Japón no eran
más atentos ni generosos con sus sobrinos que los heterosexuales sin hijos. El
mismo resultado se ha encontrado en Reino Unido, Estados Unidos y Canadá.
Vasey cree que lo de
Samoa es diferente porque los hombres que él estudió son diferentes: los
fa'afafine, que se identifican como un tercer género, se visten como mujeres y
tienen relaciones sexuales con hombres considerados heterosexuales. Son
personas transgénero a las que no les gusta que les llamen ni "gay"
ni "homosexual".
Vasey especula que en
parte los fa'afafine son más atentos con sus sobrinos porque la cultura samoana
los acepta mejor que las de Occidente y Japón.
Pero también cree que
hay algo en el modo de vida de los fa'afafine que los predispone más a criar a
sus sobrinos, y especula que encontraría resultados similares en otros grupos
transgénero del mundo.
De ser cierto, la teoría
del colaborador en el nido podría explicar cómo una característica genética de
atracción por el mismo sexo no ha quedado fuera de selección. Por eso Vasey
especula que los gay que se identifican como hombres y tienen características
masculinas -como la mayoría en Occidente- descienden de hombres que tuvieron
una sexualidad transgénero.
En EE.UU., alrededor del 37% de lesbianas, gays, bisexuales y
transsexuales tienen un hijo, de los cuales 60% son biológicos. Según el
Williams Institute, las parejas gay tienen un promedio de dos hijos.
Estas cifras pueden no ser lo suficientemente altas como para sostener
características genéticas específicas a este grupo, pero el biólogo evolutivo
Jeremy Yoder indica que en gran parte de la historia moderna los gays no han
vivido abiertamente como gays. Obligados por la sociedad a casarse y tener
hijos, sus tasas de reproducción pueden haber sido más altas que ahora.
Cuántos gays tienen hijos también depende de cómo se define ser
"gay". Muchos heterosexuales que tuvieron sexo con los fa'afafine en
Samoa se casan y procrean.
"La categoría de sexualidad con el mismo sexo se hace muy difusa
desde una perspectiva multicultural", dice Joan Roughgarden, bióloga
evolutiva en la Universidad de Hawai. "Si vas a India y alguien te dice
que es 'gay', inmediatamente lo identificas como occidental. Pero no significa
que no haya homosexualidad allí".
En Occidente también hay pruebas de que muchos pasan por una fase de
actividad homosexual. En la década de 1940, el investigador sexual
estadounidense Alfred Kinsey encontró que, mientras 4% de los hombres blancos
eran exclusivamente gay después de la adolescencia, 10% tuvieron un periodo gay
de tres años y 37% tuvieron sexo gay en algún momento de su vida.
Un sondeo nacional de actitudes sexuales en Reino Unido en 2013 mostró
cifras menores. Un 16% de mujeres dijeron haber tenido una experiencia sexual
con otra (8% tuvieron contacto genital) y 7% de hombres admitieron lo propio
(5% tuvieron contacto genital).
Pero muchos científicos están interesados en un patrón continuo e
interno de deseo más que en si la gente se identifica como homosexual o heterosexual
o con cuánta frecuencia tienen sexo gay. "La identidad y los
comportamientos sexuales no son buenas medidas de la orientación sexual",
señala Vasey. "Los sentimientos sexuales sí".
No todo está en
el ADN
Rahman afirma que los alelos que codifican la atracción por el mismo
sexo únicamente explican parte de la variedad en la sexualidad humana. Otros
factores biológicos naturalmente variables entran a tallar, como que uno de
cada siete hombres gay deben su sexualidad al "efecto del hermano
mayor".
Esto describe la observación de que los chicos con hermanos mayores
tienen significativamente más probabilidades de ser gay: por cada hermano mayor
la probabilidad aumenta cerca de un tercio. Nadie sabe por qué, pero una teoría
es que con cada embarazo de varón, el cuerpo de la mujer forma una reacción
inmune a las proteínas que influye en el desarrollo del cerebro masculino.
Como esto sólo se ve después del nacimiento de varios hermanos,
generalmente heterosexuales que a su vez tienen más hijos, este capricho
prenatal no ha sido eliminado con la evolución.
La exposición a niveles inusuales de hormonas antes de nacer también
puede afectar la sexualidad. Por ejemplo, los fetos femeninos expuestos a
niveles altos de testosterona muestran tasas más altas de lesbianismo después.
Hay estudios que muestran que las lesbianas tienen una menor diferencia de
longitud entre sus dedos índices y anulares: un indicio de exposición prenatal
a la testosterona.
Los gemelos idénticos presentan una pregunta capciosa. Según
investigaciones, si uno de ellos es gay, hay 20% de probabilidades de que el
otro tenga la misma orientación sexual. Bastante bajo para dos personas con el
mismo código genético.
William Rice, de la Universidad de California en Santa Bárbara, dice que
podría ser posible explicar esto si tenemos en cuenta más bien cómo se procesa
nuestro código genético.
Rice y sus colegas se refieren al emergente campo de la epigenética, que
estudia las "epimarcas" que deciden qué partes de nuestro ADN se
encienden o apagan. Las epimarcas se pasan a los hijos, pero sólo
ocasionalmente.
Rice cree que los fetos femeninos emplean una epimarca que los hace
menos sensibles a la testosterona. Usualmente no se hereda, pero a veces sí y
lleva a la preferencia de los niños varones por su mismo sexo.
El doctor William Byne, editor en jefe de la revista LGBT Health,
opina que la sexualidad podría ser congénita, pero sería más complicado de lo
que algunos científicos creen.
Puntualiza que la capacidad de heredar la homosexualidad es similar al
divorcio, pero los "investigadores de ciencias sociales no han buscado
'genes del divorcio'. Más bien se han concentrado en personalidad y rasgos
temperamentales hereditarios que podrían influir en la probabilidad de
divorciarse".
Para Rahman, los medios simplifican demasiado las teorías genéticas de
la sexualidad, con sus informes del descubrimiento del "gen gay". Él
cree que la sexualidad involucra decenas o cientos de alelos que probablemente
tardarán décadas para descubrirse.
Incluso si el sexo heterosexual es más ventajoso en términos evolutivos
que el sexo gay, no sólo la sexualidad de los homosexuales está determinada por
sus genes, concluye, sino la de los heterosexuales también.
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario