Introducción
Desde el nacimiento se determina en forma binaria el sexo y la identidad de las personas, sin tener en cuenta el desarrollo mental, social y psíquico de cada individuo que construirá su identidad.
Esta concepción binaria de la sexualidad desconoce la compleja diversidad de la sexualidad y conduce a la exclusión social y política de las personas cuya sexualidad no concuerda con la determinación anatómica o biológica del sexo. Así, se puede vulnerar el derecho a la igualdad y al trato digno que merecen todos los seres humanos. De otra parte, el poder y la jerarquía se instauran sobre esta base binaria identitaria y quienes no coincidan con el sexo anatómico se someten, de manera injusta, a la discriminación y al sufrimiento, en ocasiones, consagrados jurídicamente, y son marginados en una organización social basada en el fundamentalismo identitario.
Los temas de la homosexualidad, el lesbianismo, la transexualidad y el género se debaten constantemente en la sociedad actual, con miras a conceder los mismos derechos e igualdad que el sistema democrático auténtico reconoce y debe amparar para todos los seres humanos…
Desde la bioética el tema de la diversidad sexual se hace siempre presente, no solamente en cuanto a lo relacionado con la dignidad de las personas y el derecho a su integridad, a la autonomía y al principio de vulnerabilidad sino, además, en el reconocimiento del otro en la intersubjetividad.
También las reflexiones bioéticas se suscitan con respecto a la biotecnología de la reproducción in vitro, la inseminación artificial con donante asistida médicamente, la clonación y la adopción de niños por parejas homosexuales o de lesbianas; se presentan nuevos tipos no ortodoxos de familia que se agregarían a los ya existentes.
En este texto haré una breve revisión bibliográfica acerca de los antecedentes históricos de la homosexualidad y las diferentes corrientes que se han originado en el transcurso de los últimos años en pro del reconocimiento de la diversidad sexual y del heterosexismo y de la homofobia como maneras de desconocerla.
Se han presentado avances en varios países a favor del reconocimiento de los derechos plenos a quienes son considerados como no heterosexuales según la normatividad jurídica prevalerte y el ordenamiento social que ha constituido una política constante en occidente.
El origen de la sexualidad. Biología y mito
En el arcaico mundo de las bacterias “seres sin núcleo, sin sexualidad, que dividían los cromosomas por contacto, no había la más mínima distinción entre machos y hembras”. La aparición del núcleo celular y su envoltura membranosa impidió recibir o transmitir patrimonios hereditarios por simple contacto. Apareció la sexualidad para así mezclar los genes de generación en generación. Simultáneamente aparecieron sexualidad y muerte: la eliminación del individuo asegura la supervivencia de la especie. No ocurre esto en la clonación: la división por simple contacto es la inmortalidad.
Después del origen del sexo, los individuos pueden reproducirse solamente como miembros de una población sexual y “lo que se transmite de generación en generación no es la estructura del adulto, sino una lista de informaciones para construir la estructura”5. Esta evolución de estructuras particulares depende del entorno y de las leyes de la física y de la química6.
En todas las culturas la presencia bisexual se manifiesta como una forma de ser humano más original y completo que la del ser hombre o mujer7. No se trata de una patología. Los seres andróginos en la humanidad primitiva, constituidos por una parte masculina y otra femenina tenían una presencia notoria. Según Platón, en El Banquete, Zeus decidió castigar su orgullo partiéndolos en dos; de esta manera las dos mitades están predispuestas a reunirse de nuevo y como resultado de ello es la atracción hombre – mujer y viceversa.
Sin embargo, según el mismo Platón, la atracción de los hombres por otros hombres y de las mujeres por otras mujeres se debía a que hombres y mujeres primitivos también eran dobles, estaban constituidos por dos mujeres o dos hombres unidos. Si descienden de una rama hombre de la humanidad primitiva, los hombres buscan otro hombre y si descienden de la rama mujer, las mujeres se sienten atraídas por las mujeres.
Desde el punto de vista de lo normal y lo patológico, según G. Canguilhem8 y en la relación del entorno con los seres vivos y en particular del viviente humano, “un ser vivo es normal en un medio ambiente dado, en la medida en que es la solución morfológica y funcional hallada por la vida para responder a todas las exigencias del medio ambiente”. Si seaparta de cualquier otra forma ese ser vivo es normal, “incluso cuando es relativamente raro, por el hecho de que es normativo con respecto a ella, es decir, que la desvaloriza antes de eliminarla” y “además el ser vivo y el medio ambiente no son normales formados por separado, sino que su relación es lo que los hace tales, tanto al uno como al otro”.
Para Canguilhem lo esencial de lo normal consiste en ser normativo, en instituir normas y ser capaz de cambiar las normas que ha instituido. Una mutación o una anomalía hereditaria no son patológicas en sí; constituyen una desviación a partir de algo específico. En biología, lo normal puede ser la forma nueva si encuentra las condiciones de existencia en las que parecía normativa; desplaza todas las formas pasadas y quizá extinguidas.
La fisiología debe reconocer la original normatividad de la vida. Si la relación natural mantiene una forma de desviación, esta es la normal. Cuando se acepta que lo normal es lo más frecuente, es la norma, no quiere decir que es lo bueno; lo menos frecuente sería lo anormal, que no sigue la norma, pero no sería lo malo.
Algo de lo anterior habría de aplicarse en el caso de la homosexualidad. Nuestra visión del mundo de la vida es también una tabla de valores. En relación con el sexo, la sexualidad y el poder, los valores culturalmente establecidos tienen una relevancia de suma importancia para explicar la organización política y social occidental.
Jaime Escobar Triana M.D.
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