Nos hacemos hoy eco de una historia que nos ha llamado la atención por sentar un ejemplo que ojalá siguieran muchos. Un joven heterosexual que creció en un entorno cristiano conservador de Estados Unidos decidió vivir un año como gay y contar su experiencia, que cambió radicalmente su percepción de la realidad LGTB, en un libro.
Timothy Kurek es oriundo de Nashville, la capital del estado sureño de Tennessee. Cristiano y convencido de que la homosexualidad es un pecado, a los 22 años una amiga le explicó entre lágrimas que sus padres la habían repudiado cuando les contó que era lesbiana. Incapaz de presentarle argumentos para “convertirla”, Kurek decidió embarcarse en lo que califica de “espionaje espiritual”: vivir como gay durante un año. “Necesitaba empatizar y comprender”, explica.
La experiencia comenzó cuando alguien lo interrumpió en un bar de la lectura de un libro de temática gay y le espetó: “No se puede ser gay y cristiano”, a lo que Kurek respondió: “Soy gay y amo a Dios”. A partir de entonces, empezó su proceso de salida del armario, e incluso buscó un supuesto novio, que lo ayudó a comprender “cómo ligan” los gays y a poder “dar una excusa” cuando lo intentaban con él.
Kurek “aprendió” también a besar y a ir de la mano de un hombre, algo que al principio le provocaba una “repulsión” que después “desapareció”. Pero lo peor fue contarlo a sus padres. En su libro explica cómo descubrió en el diario de su madre, un día después de revelarles su supuesta homosexualidad, que ésta había escrito “mejor me hubiera enterado por un médico de que tengo cáncer terminal que tener un hijo gay”. En cuanto a sus amigos, la consecuencia que más le sorprendió fue el “aislamiento” al que se vio sometido. “Antes de salir del armario, tenía una intensa vida social. Después no volví a tener noticias del 95% de mis amigos”.
El joven de 26 años ha reunido todas estas experiencias en un libro tituladoThe Cross in the Closet (“La cruz en el armario”), y eligió el Día de Salir del Armario celebrado el pasado 11 de octubre para sacarlo a la luz y anunciar que parte de los beneficios obtenidos con su venta irán destinados a asociaciones de ayuda a jóvenes LGTB sin hogar. Kurek, que no ha renunciado a sus creencias religiosas, espera tender puentes entre la comunidad cristiana y la homosexual. Algo que ya ha tenido una primera consecuencia positiva: su madre ha pasado a apoyar los derechos LGTB.
@DosManzanas
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