En esta
Navidad nuestro anuncio va más allá del humilde pesebre, hasta la “gracia sobre
gracia” de la presencia cósmica de Dios en la carne de Cristo y en nuestra
carne.
La injusticia se interrumpe. Surge la adoración y la esperanza
vive -aún en medio de tiempos de incertidumbre, ciudades en ruinas y vidas
temerosas donde nuestros derechos aún en un siglo de tantos avances y
conocimiento no se nos reconozca en dignidad como personas.
El Salmo 98 invita
a adorar más allá del simple canto de los viejos villancicos que nos han
enseñado. Sólo va a valer una nueva canción -un canto de victoria y
reivindicación, una canción que encarna todas las artes, diversos instrumentos
musicales y la armonía del universo. El impulso para esta nueva canción es la
justicia divina, la equidad del juicio de Dios, la igualdad del amor de Dios.
Esta Navidad, no cantamos, “Fuera en un pesebre”, sino “¡Fuera la ira!, ¡se ha
hecho la justicia de Dios!”
¿Qué nuevas letras te gustaría cantar en esta
Navidad? ¿Qué palabras y qué música son las que el mundo necesita escuchar?
¿Cómo creamos un culto que encarne la justicia y la equidad?
Isaías
52:7-10 ofrece la
esperanza de restauración, no sólo a la Jerusalén de la antigüedad, sino
también a aquellos cuyas vidas parecen estar en ruinas. Los predicadores y
todos los oyentes de la palabra somos invitados a “¡Escuchar!” -Escuchar la
buena nueva de salvación: “Tu Dios reina!” ¡Cómo será la bienvenida de los
mensajeros que traen palabras de paz, esperanza y salvación a aquellos que han
sido oprimidos, privados de su libertad, destruidos! Las palabras llegan en
medio de las ruinas, no después de
que todo vuelva a estar bien. Este mensaje de Navidad es de culto y
celebración. Venid a celebrar con vuestros pies, vuestras voces, vuestros
brazos, vuestros ojos. ¡Qué palabra más valiosa para la comunidad LGBT!:
incluso antes de ver la igualdad en nuestra tierra, proclamamos que nuestro
Dios reina. Sigamos mirando y escuchando y trabajando juntos. Y cantemos de
gozo mientras esperamos.
¿Qué palabras transmitirán la buena nueva de
salvación a las personas LGBT? ¿Quiénes son los mensajeros que proclaman esa
buena nueva hoy?
Hebreos
1:1-12 incluye una de las
afirmaciones más cuidadosamente escritas en el Nuevo Testamento (v. 1-4),
presentando a los lectores/oyentes la superioridad sin igual de Cristo y
preparando el escenario para el resto del sermón que conocemos como la epístola
a los Hebreos. Aquí, todo lo demás en la vida humana, en la creación y en el
cielo palidece en contraste con Cristo. Cuando la fe de uno es maltratada, es
bueno escuchar a los ángeles otra vez y saber que incluso estos cantos de
alabanza se quedan cortos para describir el regalo que es Cristo.
Cuando quienes deberían ser los mensajeros de
Dios no están a la altura de la proclamación de la majestad de Dios y el don de
Cristo, ¿cómo van las personas LGBT a escuchar del amor de Dios y la gracia?
¿De qué manera se puede hacer de esta Navidad una fiesta de la Encarnación, la
plenitud de Dios en forma humana, para todas las personas?
Mantener la integridad
de la proclamación de Juan de la Encarnación que se encuentra en Juan 1:1-18 puede
ser muy difícil para muchos predicadores en la víspera de Navidad. Este relato
de la Encarnación, de Dios convirtiéndose en carne y viviendo entre nosotros,
no es la historia de Navidad a la que estás acostumbrado. No hay pastores -los
pastores pertenecen a la historia de Lucas. No hay magos -los magos pertenecen
a la historia de Mateo. Ni pesebre. Ni censo ni posadas llenas de huéspedes.
Aquí no hay ángeles ni huida a Egipto.
En su lugar, nos
encontramos con la Palabra cósmica, la Luz, la Sabiduría (Sofía), que entra en
el mundo como carne. Nada puede seguir siendo el mismo nunca más. Este anuncio
encarnado, en carne y hueso, ahora da vida y luz que nunca pueden ser vencidas.
Aquí nadie es excluido. El pasaje está lleno de afirmaciones de amplio alcance:
este don de Dios, la Luz que la oscuridad nunca ha vencido, es para “todo el
pueblo” (versículo 4), de modo que “todxs los que reciben” a Cristo reciben
también la potestad (versículo 12) de convertirse en hijos de Dios. De la
“plenitud” de Dios hemos recibido “todxs”(v. 16)! Así, el anuncio de Navidad de
este año, del evangelio de Juan, va de un-sitio-para-todxs, en lugar de sin sitio
en la posada. La vida y la luz, el acceso a la divinidad y la carne llena
de gracia pertenecen a todos.
¿A qué clase de celebración de Navidad nos
invita el pasaje de Juan de “un-sitio-para-todxs”? ¿De qué manera las personas
LGBT podrían ser más plenamente incluidas en tu liturgia y proclamación? Como
persona LGBT, ¿dónde te ves dentro de este nuevo tipo de Navidad?
Oración
inclusiva
Dios magnífico, cósmico,
a ti que has venido a nosotros en carne y hueso,
gracias por el don de Cristo,
que todo lo llena y que nos abarca a todos.
Gracias por la Palabra que nos asegura que
la Luz nunca será vencida por la oscuridad.
Amén.
a ti que has venido a nosotros en carne y hueso,
gracias por el don de Cristo,
que todo lo llena y que nos abarca a todos.
Gracias por la Palabra que nos asegura que
la Luz nunca será vencida por la oscuridad.
Amén.
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