“Ver el mundo en blanco y negro nos aleja de la moderación y de la paz interior porque la vida, por donde se mira, está compuesta de matices.

Querer imponer al universo nuestra primitiva mentalidad binaria no deja de ser un acto de arrogancia y estupidez.”

Walter Riso.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

LLEGAR A CERO INFECCIONES SIN VOLUNTAD POLÍTICA???



La pandemia del Vih y el Sida nos convoca a todos, todas y todes, tanto individualmente como colectivamente en especial a nuestras comunidades de fe, a iniciar un peregrinaje hacia objetivos visibles e invisibles. Nos convoca a romper el silencio, despojarnos de temores, abandonar complicidades y prejuicios que producen estigma y marginación para avanzar por los caminos de solidaridad y la justicia y hacer la misión de hacer visible el amor incondicional de Dios madre-padre.

Como Comunidad Religiosa y personas con compromisos de fe, tenemos conciencia de la influencia de nuestra voz, testimonios y ejemplos sobre la población en general. 

Queremos que este liderazgo se transforme en una herramienta que permita superar los obstáculos que dificultan alcanzar los objetivos que esta crisis mundial ha puesto como meta final nuestras palabras y acciones. Para alcanzar estos objetivos sabemos que necesitamos la colaboración de todxs.

Este compromiso nos lleva a evitar toda acción que pretenda ser meramente oportunista, circunstancial y sin planificación. Estamos convecidxs de la necesidad de tener una clara voluntad de involucrarnos en todos los aspectos que esta pandemia ha puesto de manifiesto. Este mensaje, compromiso y demanda expresa nuestra voluntad de romper silencios y curar los estigmas que nuestra ignorancia y prejuicio han producido y renovar nuestra hermenéutica teológica y confesional para transformar nuestra acción educativa, de prevención, de promociones de derechos y de acompañamiento y cuidado en la crisis de la pandemia del Vih. Esta voluntad renovada de solidaridad y comunión nos llama a ser responsables en el cumplimiento de nuestras promesas y cooperar en el logro de los compromisos que nuestro gobierno y nuestra sociedad han asumido en años anteriores en el marco de las Naciones Unidas. Una crisis mundial que exige una respuesta mundial. 

Sabemos que solxs no podremos alcanzar esas metas y por ello nuestro liderazgo debe integrarse en la respuesta global a la pandemia. Es importante asumir en conciencia que queremos ser parte constante, integral, democrática de las acciones propuestas.

Tenemos clara conciencia que nuestras voces, juntas pueden tener un mayor efecto y una mayor eficacia. Por ello queremos unir nuestras voces a las otras voces que piden que nuestro gobierno, nuestra sociedad y nuestras comunidades de fe cumplan con sus compromisos. La mejor prevención de la epidemia es asegurar que ninguna persona que vive con Vih o el Sida pueda ser excluida por ninguna razón del tratamiento Antirretroviral, acceso a la educación, atención y apoyo relacionado con la epidemia y la dignidad del ser humano.

Es tiempo de asumir un liderazgo visible, activo y sostenido de nuestra comunidad y de nuestros representantes. Es por ello que en nuestra comuniones de fe cuando existe un conflicto de intereses entre los derechos de propiedad intelectual, que pueden limitar el acceso a medicamentos esenciales, y el derecho a la calidad de vida de las personas que viven con Vih o el Sida, nuestra opción está claramente puesta del lado de las personas antes que del lado de la industria farmacéutica.

A medida que la epidemia ha ido evolucionando, las enseñanzas adquiridas a través de ella confirman que la protección de los derechos humanos en el contexto del Vih y el Sida reduce el sufrimiento, salva vidas, protege la salud pública y asegura una repuesta eficaz a la misma.

El Vih sigue propagándose a una velocidad alarmante por todo el mundo. El abuso de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de las personas que viven con el Vih se ha generalizado en todo el mundo tras el paso de la epidemia.
La protección de los derechos humanos es imprescindible para salvaguardar la dignidad humana en el contexto del Vih y el Sida.

El Estado Venezolano debe promulgar y fortalecer las leyes existentes que combatan la discriminación con otras leyes que protejan contra la discriminación en los sectores tanto público como privado a las poblaciones claves de mayor riesgo, las personas que viven con el Vih, velar por el respeto de la vida privada, la confidencialidad y la ética en la investigación sobre seres humanos, insistir en la formación y conciliación, y aportar medios administrativos y civiles prontos y eficaces.

El Estado Venezolano debe tomar medidas necesarias para asegurar a todas las personas, sobre una base sostenida e igualitaria, el suministro de y la accesibilidad a bienes de calidad, servicios e información para la prevención, tratamiento, atención y apoyo del Vih y el Sida, incluidos la terapia antirretroviral y otros medicamentos, pruebas diagnósticas y tecnologías relacionadas seguras y eficaces para la atención preventiva, curativa y paliativa del Vih, de las infecciones oportunistas y de enfermedades conexas.

El Estado Venezolano debe fomentar la difusión amplia y constante de programas creativos de educación, capacitación y comunicación diseñados explícitamente para convertir las actitudes de discriminación y estigmatización contra el Vih y el Sida en actitudes de comprensión y aceptación.

El Estado Venezolano debe velar por que el sector público y privado generen códigos de conducta sobre las cuestiones relacionadas con el Vih y el Sida que transformen los principios de derechos humanos en códigos de deontología profesional, dotados de procedimientos para aplicar y hacer cumplir estos códigos.

El Estado Venezolano debe crear instituciones de vigilancia y aplicación que garanticen la protección de los derechos humanos en lo que respecta al Vih, en particular los de las personas que viven con el Vih y el Sida, sus familias y sus comunidades.

El Estado Venezolano debe aprobar leyes de protección contra la discriminación para reducir las violaciones de los derechos humanos de la mujer en el contexto del Vih y el Sida, con miras a disminuir su vulnerabilidad a la infección por el Vih y a los efectos del Vih. También deben promulgarse leyes que garanticen los derechos sexuales y reproductivos y sexuales de la mujer, como el derecho al acceso independiente a la información y a los servicios de salud reproductiva y de ITS, así como a los métodos anticonceptivos, incluso el aborto legal y seguro y la libertad de elegir entre esos medios, el derecho a decidir el número de hijxs y el espaciamiento de los nacimientos, el derecho a exigir prácticas sexuales seguras y el derecho a la protección jurídica contra la violencia sexual, tanto dentro como fuera del matrimonio, incluidas las disposiciones jurídicas sobre la violación marital.

El estado serológico con respecto al Vih de un progenitor o de un niñx no debería recibir un tratamiento diferente al de cualquier otro estado clínico análogo en las decisiones sobre custodia, acogida o adopción.

Deben promulgarse leyes de protección contra la discriminación para reducir el número de violaciones a los derechos humanos de los varones que tienen relaciones sexuales con varones, especialmente en el contexto del Vih, a fin de disminuir, entre otras, su vulnerabilidad a la infección por el Vih y a los efectos del Vih y el Sida. Esas medidas deberían prever sanciones en caso de afrentar a las personas que mantengan relaciones con otras del mismo sexo, dar reconocimiento jurídico al matrimonio igualitario o las relaciones entre personas del mismo sexo y elaborar una ordenación sistemática del régimen de bienes, divorcio y derechos sucesorios de esas relaciones. La edad para el consentimiento sexual y el matrimonio debería ser la misma para las mujeres heterosexuales y homosexuales.

Deben revisarse las prácticas jurídicas y policiales con respecto a las agresiones a los varones que tienen relaciones sexuales con varones, para dotarlos, en tales situaciones, de la protección jurídica adecuada.

En la legislación sanitaria, penal y antidiscriminatoria del país debería prohibirse la obligatoriedad de la prueba del Vih para determinados grupos, incluidos los vulnerados, además de las poblaciones claves de mayor riesgo.

Denunciamos que no hay voluntad política por prevenir, educar, asistir y cuidar en el contexto de la pandemia del Vih y el Sida no se están logrando sus objetivos, esta realidad como Comunidad de Fe no nos debe paralizar sino que tiene que ser un incentivo para fortalecer nuestro liderazgo y responsabilidad y en unir nuestras acciones e incrementar nuestros esfuerzos.

- Asumimos nuestro liderazgo.
Porque mientras trabajamos sin subsidio gubernamental asumimos nuestra responsabilidad con hidalguía y compromiso.

- Asumimos el liderazgo de llegar a Cero Discriminación.
Con campañas de concientización efectivas, reales y contundentes.

- Cero muertes relacionadas con el Sida. 
Donde no continúe el desabastecimiento de medicamentos Antirretrovirales y para enfermedades oportunistas.

- Cero nuevas infecciones por el Vih.
Asumiendo las normas Internacionales de derechos humanos en actuaciones prácticas frente al Vih.

- Queremos cumplir nuestras promesas. 
Reafirmando que pueden y deben diseñarse repuestas diversas dentro de la normas internacionales de derechos humanos universalmente reconocidas.

- Queremos que nuestro gobierno cumpla con sus promesas y que haya voluntad política. 

Ya que nuestro Estado tiene la obligación inmediata de tomar medidas y avanzar lo más rápida y eficazmente posible para hacer efectivo el acceso de Todxs a la prevención, tratamiento, atención y apoyo en relación con el Vih y el Sida.

En Caracas, 01 de Diciembre de 2012.
COMUNIDAD METROPOLITANA ASOCIACIÓN CIVIL.

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